Desde su implantación en mayo del año pasado, el registro horario ha sido una fuente constante de litigios. Esta norma, que nació con el propósito de limitar el abuso empresarial con las horas extra no remuneradas, ha llevado a numerosas compañías ante los tribunales, aunque no son pocas las ocasiones en las que son los trabajadores quienes hacen un uso ilegítimo del control de jornada.
En su sentencia del pasado 19 de septiembre de 2019, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Andalucía con sede en Granada avala el cese de una empleada que fichaba sus horas de trabajo y las de su compañera. Para la Sala, este comportamiento constituye un fraude a la empresa, así como una «transgresión grave de la buena fe contractual», lo que conlleva irremediablemente el cese disciplinario.
Los magistrados rechazan la falta de perjuicios a la empresa para rebajar la condena, y recuerdan que el sueldo no solo se sustenta en unos resultados, «sino en el desarrollo de una jornada pactada legalmente«. En este sentido, consideran que la esencia del incumplimiento no radica en el daño causado, «sino en el quebranto de la fe depositada y de la lealtad debida». O dicho de otro modo, que no es necesario que una conducta ilícita provoque trastornos a la empresa, sino que basta con que quiebre su confianza.
Según recoge la resolución, la demandante trabajaba como técnico en la Fundación Andalucía Emprende, organismo público encargado de fomentar e impulsar el emprendimiento en la región. En marzo de 2018, ella y una compañera recibieron sendas cartas de despido al haber constatado la Dirección que durante más de un año estuvieron manipulando el programa informático del Centro para fichar una por la otra a la hora de entrada y viceversa a la hora de salida. Así, mientras una llegaba más tarde a su puesto, reflejando el sistema la hora normal de entrada, la otra salía una hora antes sin que ello se reflejara en el programa de fichaje.