Si bien desde hace tiempo que las grandes compañías disponen de ese tipo de cuerpos normativos de carácter interno, es cada día más frecuente que, a su vez, exijan a sus proveedores que los implementen en sus propias organizaciones.

El objetivo de los códigos éticos es desarrollar y mantener un determinado tipo de conducta para la organización, proveedores, clientes y empleados, incluyendo pautas de comportamiento consecuencia de las políticas de la organización que reflejan el modo en el que percibe su imagen, recordando de qué manera sus acciones, apariencias, conductas y comportamientos le afectan.

Por su parte, los códigos de conducta se erigen en instrumentos de carácter interno con los que cuentan las organizaciones para regular las relaciones con sus empleados/as, ya que incluyen expectativas y definen comportamientos aceptables y no aceptables en su seno vinculados a los principios éticos de la organización que, una vez firmados, se convierten en un acuerdo con fuerza legal entre empleador/a y empleados/as que pueden usarse también como fundamento para adoptar medidas disciplinarias, aunque no pueden sustituir ni suplantar la legislación laboral, ni el diálogo social o la negociación colectiva. A título de ejemplo, entre los aspectos que pueden regularse en los códigos de conducta estarían la prohibición de determinadas actividades como fumar, beber alcohol, emplear lenguajes y/o modos inapropiados, vestimenta y apariencia adecuados, etc.

Si resulta de su interés disponer en su organización de un Código Ético y/o Código de Conducta, no duden en ponerse en contacto con nosotros y con mucho gusto les ampliaremos la información que precisen con carácter previo a su toma de decisión.